Silvia Pérez: “Mi ejemplo de vida y lucha es mi hijo”

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Foto por Alejandro Fonseca

Cuando Silvia tenía seis meses de embarazo de Cesar, juan Carlos llegó una noche borracho e inició una pelea con Silvia que dejó como resultado que Silvia resbalara y se golpeara el vientre en el filo de un lava trastos.

P- ¿Qué sucedió luego que usted se golpeara el vientre por culpa de su marido?

R- Yo en el momento no sentí mucho el golpe porque metí las manos, pero me resbalé y con la caída si sentí como si algo se me soltara pero yo no vi sangre ni nada, el hombre ese se fue cuando me vio llorando en el suelo.

P– ¿Cuándo se dio cuenta que algo estaba mal con su embarazo?

R– Hasta como a los tres días que me estaba bañando y me resbalé de nuevo, yo desde que me había golpeado la primera vez me habían quedado unos jincones pero yo pensé que eran achaques, no eran muy fuertes, pero yo en cuanto vi que sangraba me fui al centro de salud y de ahí me mandaron al Bertha Calderón. Cuando llegué me dijeron que había que hacer cesárea  porque estaba con punto de aborto.

P– ¿Cuál fue su reacción y la de su marido cuando le dijeron que el niño había nacido con Parálisis Cerebral?

R– Pues a él no le importó. – deja de barrer para sentarse a la par del Cesar- porque ni se dio cuenta cuando yo estaba en el hospital, después de la pelea se había desaparecido; estaba donde otra mujer que también tenía embarazada, yo me puse a llorar como loca. Pero, después me dije como a mí misma, por qué voy a llorar si debería darle gracias a Dios porque al menos (mi hijo) esta vivo, ese día cambió todo para mi.

P–  Usted dice que su marido tenía otra mujer, entonces ¿Por qué usted seguía con el? ¿Por qué soportaba el maltrato?

R–  -Una expresión de dureza se apodera de su rostro- porque realmente era una dunda, además según yo era el padre de mis hijas y uno por muy rico o muy pobre que sea la persona siempre nos importa lo que diga la gente, siempre estamos pendientes en caerles bien. Y  él era padre solo por nombre porque yo hacia de padre y madre estando con el, yo trabajaba como mula para que a las chavalas no les faltara el arroz y los frijolitos, y cuando estaba ya con la panza grande siempre buscaba como; hice tortillas, cajetas, arroz de leche para vender, pero siempre comíamos. Hasta que ya pasó lo del accidente que las niñas si sufrieron un poco – su rostro recobra la serenidad de antes-.

P– ¿Qué sucedió con su esposo después que se dio cuenta que el niño había nacido con parálisis cerebral y deficiencia motora?

R- Se dio a la fuga -ella sonríe-, se fue sin avisar, creía que yo lo iba a perseguir, tenía mejores cosas por las que luchar ahora, al fin y al cabo lo único que iba a cambiar era que ya no iba a estar aguantando a un borracho a mi lado todas las noches, porque yo fui la que trabajó siempre

foto de transicion

Foto por Alejandro Fonseca

P-¿Cómo trascurrieron los próximos años?

R– ¿Cuáles años? Meses querrás decir, fueron un infierno, por un lado las niñas que ya estaban grandecitas y se me estaban poniendo rebeldes, y por otro lado Cesarito que desde que nació solo fue luchar y luchar el pobrecito. Cuando nació convulsionó dos veces, y los doctores me habían dicho que si volvía a convulsionar ya no sobrevivía, pero sus ganas de vivir y el poder de Dios fueron mas fuertes, los doctores me lo desahuciaban.

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